Epiphone y Gibson, una historia paralela

Durante la década de los años 30’s, comenzó una rivalidad muy conocida dentro de la industria musical: Epiphone vs Gibson.

Pese a que ambas empresas no eran las únicas en dedicarse a la fabricación de instrumentos, una guerra silenciosa y de las más sanguinaria dentro de la industria musical, se desató a lo largo de aquella década, dejando a su paso muchas herramientas útiles tanto para la industria musical, como para la industria publicitaria.

Esta rivalidad surgió como consecuencia de las guitarras Masterbits que Epiphone sacó a la venta, después de la depresión a principios del siglo xx. Una colección de guitarras inspiradas en su diseño por la colección concretada de Gibson, quien, ante tal ataque, sacó en 1934 su guitarra Super 400, a la cual Epi, hijo del fundador de Epiphone y CEO de la empresa en aquel entonces, respondió sacando al mercado la guitarra Emperador, la cual se colocó en el mercado como primera en su clase, debido a su cuerpo más amplio que las anteriores, además de que su campaña publicitaria fue representada por una mujer semidesnuda. Algo muy poco usual en aquel entonces, pero que, a raíz de tan buena recepción, se siguió utilizando como forma de propaganda musical, hasta antes de la guerra.

Para mediados de los 30’s, la marca Epiphone se había colocado en el mundo como una de las mejores marcas instrumentales, aun así, la agresividad contra Gibson continúo a lo largo de ésta misma década, en un intercambio de golpes disfrazados de guitarras, que acabaría por concebir instrumentos de gran calidad y de presentación extraordinaria, pese a que su historia se basara en una competencia, ya no empresarial, sino un tanto personal, entre dos de las empresas instrumentales más queridas y respetadas de todos los tiempos.

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