¡Di no al pánico escénico!
El miedo es un sentimiento que existe como parte de la
naturaleza humana y es inevitable dejar de sentirlo. Sin embargo nuestra mente
es tan poderosa que dicha sensación
puede dejar de importarnos para convertirse simplemente en un pequeño ritual; en este caso el de la música, analicemos
¿Te has sentido de la siguiente manera?:
¿Te has sentido de la siguiente manera?:
“Camerino, tú, un presentador menciona tu nombre, el público aplaude, caminas
rumbo al escenario, tus rodillas tiemblan, sensación en el estómago de ir
cayendo, miradas punzocortantes, ¿Es la bienvenida?; de repente todo es silencio, cada persona te observa detenidamente
de pies a cabeza. Susurros, pequeños movimientos, carraspeos, expectativa,
ambigüedad, revisas afinación, todo parece en orden ¿O no?, cada segundo es tan
largo como los días, revisas postura, algo no funciona, cada mirada es como una
aguja que se va clavando en tus manos, se entumen, están frías, sudor, momento
eterno, respiración agitada, bloqueo mental, disfunción física, latidos
extremos, un último respiro y entonces… la primer nota musical.”
… y tan solo es
la primera.
Con una crónica como la anterior, seguramente cualquier
persona se alejará del camino de la música por el resto de sus días. La causa
de nuestros miedos - en este caso el miedo escénico - depende de cada persona,
sus experiencias y aprendizaje son fundamentales para definir su comportamiento
ante el público. Una baja autoestima o una técnica mal trabajada sin duda
traerá consigo inseguridad y temor; el miedo es uno de los caminos al fracaso. Existe
una serie de factores mucho más importantes que todo estudiante debe de tener
como prioridad antes de preocuparse por el nivel artístico de otros músicos o nimiedades
e insignificancias como la opinión pública y la aceptación social que regularmente
y en la mayoría de los casos, son falsas. En mi opinión, la sensación de nervios siempre va a existir,
la cuestión es aprender a convivir con ella y saber tomarla como parte del
ritual. El simple hecho de tomar tu instrumento y pararte en el escenario ya te
coloca en otro nivel, convicción e iniciativa son primordiales y fuertes
aliados. El hecho de tocar frente al público debe de ser una experiencia
completamente placentera, irrepetible e indescriptible. Donde lo único que
importa es la música misma. Tú solo eres un conducto por el cual ella
emana y es la esencia.
Recordar el hecho de existir en este preciso momento, en este
preciso lugar y hacerlo valer por medio de la música como idioma universal debe
ser uno de tus principales objetivos y preceptos. No tienes que demostrar nada
a nadie, la competencia no es con los demás sino contigo mismo. Filma tu práctica
para autoevaluarte, reúne a tus amigos más queridos y comparte tu trabajo,
pídeles sugerencias y opiniones, confía en ellos, confía en tu maestro, confía
en ti. Al final verás que el pánico escénico existirá únicamente
como concepto erróneo de un mal estudio. No lo intentes, ¡hazlo!, levanta el puño y demuestra lo que
sabes ¡Di NO al pánico escénico!
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